miércoles, 30 de enero de 2008

Cuidado con el Brasilero



Recuerdo la primera vez que me depilé. Tenía 13 años. Mi mamá tomó el control de la situación en sus manos, ayudada por Carla y Danish, mis primas, y por Pedro Carlo, mi primo.

- Mami, duele?
- Un poquito nada más, Tanyta.

“Un poquito nada más” se tradujo en que cada una de mis primas tuvo que agarrarme una pierna, y mi primo, ambos brazos.

Hoy a mis 26 puedo decir, y me jacto al hacerlo, que soy una veterana de la depilación. Cuando me depilan en una peluquería me quedo dormida, y en algún momento me tienen que decir: “epa, despiértate, da la vuelta”.

Y es que a medida que pasa el tiempo parece que queremos deshacernos más de los pelos. Les tenemos como rabia. Molestan, fomentan el mal olor y afean. A veces pienso que los seres humanos sólo deberíamos tener cabello, cejas y pestañas.

Hace pocas semanas estaba haciéndome una sesión intensiva de depilación, y la mujer a cargo era sencillamente una loca, desquiciada, que sin decirme nada ni pedirme permiso me puso cera en un lugar nunca antes visitado. Casi sin darme cuenta yo tenía cera caliente dentro de mi nariz...si, así mismo, dentro de mis dos fosas nasales reposaba la espesa cera, que pocos segundos después debía ser arrancada.

Me sentí...violada. Así, sin decirme nada, sin preguntarme si estaba de acuerdo.

- Pero, señora, qué hace????
- Ay, mamita, lo que pasa es que así respiras mejor.

Así respiro mejor????????? Desgraciada!!!!!!!!!!!!!

Pues nada, ya el mal estaba hecho. Respiré profundo, cerré los ojos y ya...rápido y con dolor.

Antes de este incidente pensaba que el depilado brasilero era lo más arriesgado en materia de depilación. Pero créanme que lo de la nariz le ganó. Sin embargo, yo sigo preguntándome: quién puso de moda esto de que las mujeres tenemos que quedar como que si fuéramos unas bebés? ¿Por qué lo seguimos haciendo? En fin... Recuerdo a una buena amiga que una vez me dijo: “chama, ten cuidado con el brasilero, en serio, si te vas a ir por ahí, ten cuidado, el brasilero te enloquece, y luego, al día siguiente, no recuerdas nada de lo que hiciste” Yo hoy aún le agradezco a mi amiga por su consejo.

Recientemente escuché algo que jamás pensé iba a escuchar. The brazilian style no es solo para mujeres. Los hombres también lo llevan...WOW!

La misma señora loca que me puso cera en la nariz, me contó que un día llegó un hombre a depilarse y ella pensó que se depilaría el pecho o quizás las axilas. Pero se llevó una sorpresa cuando el hombre se quitó los interiores y le dijo: “empiece, quíteme todo, no quiero ni un pelo”

Vaya...eso merece cierto respeto de mi parte. Que un hombre se someta a eso es respetable.

Pero para mí hay algo más honorable que ir a una peluquería para salir como un bebé, y es comprar un kit casero de cera, meterla por 4 minutos en el microondas, poner algo de música y acabar con todo sin ayuda de nadie.

That´s courage.

martes, 29 de enero de 2008

La historia reciente de mi vida

Desde hace un año hasta hoy cuando la gente me pregunta de dónde soy, no es que tengo que pensarlo, pero si me tardo un poco en responder. El tema de los acercamientos y alejamientos tiene total vigencia en mi vida. Debo decir que estoy obstinada de las despedidas. Estoy cansada de tener que decir “adiós”, “hasta luego” o lo que sea. Estoy cansada de tener que despedir a gente amada que se va, y estoy cansada de que me tengan que despedir a mí una y otra vez.

Hay una sensación que me resulta más que extraña: tener que regresar a un lugar aún ajeno, después de haber pasado un tiempo junto a personas que significan mucho en mi vida. Y así estoy ahora. Como siempre trato de controlarme y de no pensar demasiado, pero a veces es realmente difícil.

En estos días tuve reencuentros maravillosos, ví atardeceres espectaculares, me reí hasta quedarme sin aire. En estos días también lloré y sentí el miedo de haber nacido en un país en el que nadie está seguro.

Y como siempre el tiempo pasa rápido cuando uno quiere que pase lento. Abracé, me abrazaron, besé, me besaron y una vez más me fui. La historia reciente de mi vida...

jueves, 10 de enero de 2008

La espera

Una de las cosas que más detesto es esperar en una cola para obtener algún servicio. Lo detesto. Pero hay formas de esperar. Si estoy en una cola para comprar...no sé, comida, por ejemplo, y me doy cuenta de que las personas que atienden son rápidas y se están moviendo para hacer que la cola avance, no me amargo tanto. Pero... cuando estos empleados tienen una extremidad que le pide permiso a la otra para moverse y sencillamente no les importa que haya “x” cantidad de personas esperando...ahí, ahí no me puedo contener.

Cómo se puede llegar a ese nivel de incompetencia e inutilidad? Quién puede pagarle un sueldo a alguien tan inútil en la vida? Cómo es posible???? Mientras tanto uno está en la cola viendo cómo este ser hace gala de toda su incapacidad...

Ayer fui a la tintorería, tenía 3 personas por delante y tuve que esperar cuarenta minutos para que me atendieran...40!!!!!!!!!! Además, por qué siempre es una gorda? Por qué????????? Yo no tengo nada en contra de las personas pasadas de peso, pero por Dios, muevan ese trasero!!!!!!! O sea, la tipa hacía todo con una lentitud increíble!!!!!! No sabía pasar la tarjeta, se equivocaba, volteaba y se quedaba viendo lo que la otra estaba haciendo, caminaba demasiado lento....y mientras yo me encendía en llamas.

Decidí que la iba a mirar fijamente para transmitirle toda mi rabia y mis ganas de agarrar un machete y acabar con ese cabello que le llegaba más abajo de la cintura...Dios...cómo se puede ser tan incapaz!

- Eh...disculpa. Podrías dejar de hablar con tu compañera, prestar más atención a tu trabajo y apurarte? Yo llegué aquí hace 45 minutos y me estás haciendo perder mi tiempo.

- Bueno, usted tiene que esperar.

- Oye, si, fíjate que tengo casi una hora esperando. Te puedes apurar, por favor?

Además, adoptan la actitud de que te están haciendo un favor!!!!! Increíble...

Cincuenta minutos después salí de la tintorería odiando al mundo. El calor margariteño me derretía. Me monté en mi carro, prendí el aire acondicionado y qué ilusa yo que pensaba que podría salir de ahí en un par de minutos. La única entrada (que es también salida) del centro comercial estaba totalmente bloqueada producto de la brutalidad de la gente. Carros parados en doble fila, gente entrando por la salida y por supuesto carros saliendo por la entrada, en fin...me hubiese gustado tener un helicóptero, no sólo para irme de ahí, sino para tomar una foto de ese desastre como un paradigma de lo que es Venezuela.

domingo, 6 de enero de 2008

Regresé

Cada vez que se acaba un año uno dice: “Dios, pero qué rápido se fue el año! Por qué tan rápido? Por qué?” Es algo que se repite cada 31 de diciembre. Pero con 2007 me pasa algo extraño: cuando pienso en diciembre de 2006 me parece que fue ayer, pero luego cuando veo todo lo que me pasó en 2007, me parece que no fue tan rápido.

Ya llevo un poco más de dos semanas en Venezuela y ya siento que no me voy a querer ir...la historia de mi vida reciente. Estaba ya loca por llegar y estar con mi familia, ver a mis amigos, jugar con mis sobrinos, estar con mi novio, dormir en mi apartamento, venir a Margarita...

Y ya, no quiero pensar en más nada. Si yo tuviera un poder, el primero de enero de 2008 a las 5:30 de la mañana, hubiese detenido el movimiento de rotación y traslación de La Tierra. A veces, con algo de suerte, vivimos momentos espectaculares. Otras, con muchísima suerte, vivimos momentos que parecieran estar siendo pintados por una mano maestra sobre un lienzo.

Empezar un año así tiene que ser bueno.