martes, 31 de marzo de 2009

Historias de Tren II.

El día no había sido fácil. Había empezado con esas imágenes que a veces me atacan en la madrugada, que aceleran los latidos de mi corazón y que me hacen saltar de la cama, espantada, aterrorizada porque eso es algo que aún no logro comprender. Salió el sol y yo sentía que no había descansado en toda la noche. El mundo corría a una velocidad diferente, todo se veía lento y se escuchaba lento. Los labios de mis profesores se movían, pero yo lo que escuchaba era un gran eco en mi cabeza. Todo era distorsión. La cafeína no ayudaba mucho, por más que lo intentaba no podía dejar de recordarlo, de pronto me empezaba a sentir otra vez como a las cuatro de la mañana, así que traté de ocupar mi mente en otra cosa. "Hoy la ciudad me aturde", pensé. El ruido de las alarmas de los bomberos, las cornetas de los carros, el sonido de los frenos de los autobuses, el taconeo de esas mujeres que logran caminar la ciudad midiendo 10 centímetros de más, celulares sonando...tomo me atormentaba, De pronto recordé esas tardes cuando caminaba de mi casa hasta el mar y me quedaba ahí hasta que el sol se iba. Qué lejos estaba de todo eso. En ese momento sólo quería llegar a mi apartamento y quedarme dormida, sin pesadillas que me arruinaran.

El día pasó sin pena ni gloria. Llegué a la estación del Bart y esperé mi tren. Jugaba a ponerme cerca de la línea amarilla y cerrar los ojos cuando los trenes pasaran para sentir su fuerza, esa brisa repentina que me empuja ligeramente hacia atrás. Me encanta la sensación, lo hago cada vez que puedo, y ese día lo necesitaba más que nunca. Entré al vagón y me fui al último rincón, junto a la ventana, necesitaba estar lo más aislada posible. Me recosté de la ventana y cerré los ojos. A mitad de camino, sentí un calor intenso en mi cara, fruncí el ceño y abrí los ojos. El sol lo pintaba todo de dorado: las casas unas pegadas o otras, las montañas, los vidrios de las ventanas de los edificios...todo parecía una cálida pintura. Un rayo de luz entraba por mi ventana, de una manera tan perfecta como increíble: casi como una estrella fugaz, atravesaba el vidrio, yo lo seguía con la mirada, hasta que llegué al punto final, ése en donde la luz bañaba todo su rostro angelical. Ella estaba sentada frente a mí y yo no la había notado. Me miraba, sus ojos eran del color del cielo y sus largas pestañas me hacían pensar que hasta ese momento mi día había sido gris. Su piel era rosada, lisa como una porcelana y sus dienticos apenas se asomaban. Con sus manitos se aferraba a los hombros de su mamá, pero de vez en cuando se metía los deditos en la boca. En su cabeza tenía una cinta rosada y en sus orejitas unos zarcillos con forma de estrella. Su mirada estaba fija en mí y la mía en ella. De pronto, sentí algo diferente, ella me hablaba, lo hacía a través de sus ojos. Le sonreí y ella me saludó con su pequeña mano. Yo sentí ganas de llorar. Me sentí en paz, tranquila. Todas las sombras de la noche se desvanecieron en medio de una sonrisa y una mirada de esa tarde dorada.

Mi parada se acercaba y yo sentía que no podía separarme de ella. No me importaba quedarme en el tren sólo para verla un rato más. Lo decidí. Lo iba a hacer. Me iba a quedar. Pero la parada de ella llegó primero. Su mamá se puso de pie y se la llevó. Ella me sonrió hasta el final. Yo di las gracias por ese rayo de sol en mi rostro que me obligó a abrir los ojos.

jueves, 26 de marzo de 2009

Our Time Is Up

So, this is the other short I was telling you guys about in my previous post. Great script, great performances, one location, Hurley is on it, funny and touching. 

"All on due time"... maybe not, right? Maybe we just have to go for it and do the things we dream about. Maybe if we wait for the perfect time and the perfect moment, we'll end up waiting for the perfect time and the perfect moment with wrinkles on our faces. Maybe the only thing we have to do is doing it. 





miércoles, 25 de marzo de 2009

¿De qué se ríen?

Estoy en mi clase de Thesis Prep, una clase que empieza a las siete de la noche y termina a las diez...ouch! Ya a mitad de semestre, se supone que debemos tener nuestro anteproyecto bien adelantado. Sin embargo, nunca dejamos de ver cortometrajes en la clase. En la clase antes del spring brake, Tim, el profesor, nos dijo que trajéramos cortos de entre 12 y 14 minutos de duración. Eso hice. Llevé dos dvd´s con la selección de cortometrajes nominados a los premios de la Academia en el 2006 y 2007. Yo ya había seleccionado tres para mostrar en clase: Our time is up, Éramos Muchos y Cashback. Cada uno muy diferente del otro en cuanto a historia y estructura.

Empezamos a verlos y el último fue Cashback, un corto sobre un empleado que trabaja en el turno de la noche en un supermercado. El personaje principal se presenta y va presentando a cada uno de sus compañeros. Cada personaje tiene una forma distinta de lidiar con las horas de trabajo nocturno. El corto cambia de tónica cuando el personaje principal empieza a contar cómo desarrolló su amor por la belleza femenina. De niño, a su casa llegó una chica de intercambio, y un día, mientras él jugaba, ella pasó por su lado desnuda. Él la observó mientras subía las escaleras, sus piernas largas, su trasero redondo y firme, su pequeña cintura y su espalda blanca. El pequeño niño vio sus pantaletas en el piso y las recogió, subió las escaleras y tocó la puerta del cuarto de ella. "¿Esto es tuyo?", le pregunto. "Sí, gracias", le respondió ella. Pero él no la escuchó en realidad, su atención estaba fijada en su vulva completamente afeitada y en sus perfectos senos. Él recordó ese momento como uno de los más hermosos de toda su vida. Nuestro personaje imagina que el tiempo se detiene en su aburrido trabajo, y mientras las agujas del reloj no se mueven y el mundo se paraliza, él observa muy de cerca a las mujeres que realizan sus compras. Las toca, las huele, las desviste, las toca, las pinta.

¿Qué pasó en mi salón de clases? Pues casi todos los hombres empezaron con unos movimientos y una risa que me pareció tan infantil como nerviosa. Me pregunté: ¿bueno, pero qué es lo que le pasa a esta gente?, ¿de qué se ríen?, ¿es esto cómico?, ¿qué es esto: un Master o primaria?, la mayoría tiene 30 o están a puntico de cumplirlos...¿qué demonios le pasa a estos hombres? Falta de cerebro no es, o no debería ser...estoy segura de que no es. Then, how is it possible that a whole bunch of men in their late twenties can´t handle female nudity? It was so silly to see how uncomfortable they were. Suddenly, they were five-year-old kids watching a naked woman for the first time. So silly...

Come on, people. This is a Master´s Program, and we were born no later than 1982.

Para quienes tengan 17 minutos y 51 segundos, aquí les dejo el corto.

http://video.google.com/videoplay?docid=8633322516676413709

jueves, 19 de marzo de 2009

La noche que perdí mi escapulario.

Esta noche se me perdió mi escapulario, ese que me regalaste aquel día a las puertas de esa Iglesia. Estaba en mi cuarto y de pronto mi mano derecha se fue a mi cuello para tocarlo. Después del día y la noche que tuvimos, yo necesitaba sentir mi escapulario conmigo, protegiéndome, dándome fuerzas. Pero no. No estaba. 

La preocupación me invandió. Miré a mi alrededor, esperando encontrarlo con sólo una mirada. Pero no. No estaba. Eran casi las diez de la noche y sabía que no iba a poder dormirme si no lo encontraba. Empecé a buscarlo en mi cuarto, en el baño, la cocina, la sala...en mi cuarto, mis gavetas, entre mi ropa, en mis carteras... Mi escapulario se había perdido. Recordé el día cuando me lo regalaste. Entramos a rezarle a la Virgen del Valle y al salir lo habías comprado, uno para ti y uno para mí. Nos sentamos en la plaza frente a la Iglesia, nos tomábamos fotos, yo quería mostrarte tantos lugares y nos quedaba tan poco tiempo...

Ya había buscado en todo el apartamento una y otra, y otra, y otra vez. Ya la preocupación era más angustia y tristeza. Mis ojos se aguaron. Mi escapulario siempre había estado conmigo desde el día que lo pusiste en mi cuello y ahora yo desconocía su paradero. Me sentí perdida, vacía. Sentí que había extraviado uno de los objetos más valiosos que alguien me había dado en mi vida. Después de deshacer mi apartamento, a la una de la mañana me senté sobre mi cama, vencida, débil, agotada, derrotada... Empezaba a pensar en cómo te lo diría al amanecer, pero no encontraba manera. Cerré los ojos, cubrí mi cara con mis manos y le pedí a Dios que nos ayudara, le pedí que no nos abandonara, que por favor nos ayudara a volvernos a encontrar, que a pesar de las dificultades no dejara que perdiéramos la magia, tú sabes, la magia. 

Descubrí mi cara, abrí los ojos y algo hizo que volteara a mi derecha. Extendí mi brazo, abrí la gaveta de mi mesa noche y lo vi, ahí estaba, mi escapulario, celosamente guardado en una esquina. 

Aquí lo tengo, alrededor de mi cuello, protegiéndome como antes. 

Yo perdí mi escapulario y lo encontré. 

¿Cuándo te encuentro a ti?

sábado, 14 de marzo de 2009

La cama: ¿condición obligada para la infidelidad?

Ante tal pregunta, mi respuesta es un absoluto y rotundo: NO.

Hace poco veía el blog de Mika y leía un post sobre la infidelidad. Mika se preguntaba: "¿cuándo se es infiel?". Una persona comentaba sobre la infidelidad de cama y la otra, ésa en la que no hay cuerpos desnudos ni orgasmos. 

Surgen preguntas como estas: ¿es tan infiel el que se acuesta con otra como aquél que ha buscado convenientemente tener a un click de distancia a aquélla por la que siente cierta atracción o interés? ¿Es tan infiel quien concreta un encuentro sexual como el que genera poco a poco una intimidad con otra persona, una intimidad no apropiada, aunque sea sólo en palabras? ¿Es infiel el que busca a la ex en el facebook, a la tipa que está buena, le parece interesante y quiere conocer, o a la tipa con la que se escribe desde hace tiempo? ¿Es infiel el que coquetea, piropea y mantiene conversaciones subidas de tono por el messenger con esa tipa desde hace un tiempo?

La definición de la infidelidad de cama y la infidelidad sin cama me pareció justa y adecuada. Para serle infiel a alguien no hace falta acostarse con otra(o). Para serle infiel a alguien sólo es necesario romper el compromiso y la promesa de que mientras durara la relación (un tiempo o toda la vida) ambos se honrarían, se respetarían y jamás se harían daño. Y eso se puede lograr con una cama, una computadora, un teléfono o un pensamiento. 

jueves, 12 de marzo de 2009

Atraviésate y te pateo el trasero.

Son las cuatro de la mañana y mi vecino tiene sexo desde la medianoche. Escucho todo el dirty talk, sus gritos y sus gemidos. Damn it, yo tuve un día basura, llevo dos noches durmiendo mal, me tengo que parar a las siete de la mañana y este pana se abrá tomado unas cuantas pepas, porque nadie dura tanto without a short brake. Yo logro dormirme por ratos hasta que un grito más fuerte me despierta. Finalmente, a las 4:23 de la mañana, después de 4 horas y media, mi vecino eyacula y yo puedo dormir dos horas y media antes de que suene el despertador.

A las siete de la mañana soy una desgracia humana, no puedo caminar, no veo, no oigo, me caigo del sueño. Me arrastro hasta el baño como puedo y pienso en lo plácidamente que debe estar durmiendo él, sus músculos totalmente relajados, su respiración profunda y una sonrisa de felicidad. You bastard! I should start screaming right now, I should be keeping you up right now, but I can´t even walk, I´m too freaking tired. I mean, you can do whatever the hell you want, but do I have to know? Stupid Americans, if you built buildings out of concrete, like we do, I wouldn´t have to spend the night listening to other´s people sexual pervertions, just to remind me that I´m on my bed, alone.

Salgo de mi casa y nunca había estado de tan mal humor en mucho tiempo. Rezo para que alguien se meta conmigo, porque tengo ganas de insultar por lo menos a una persona. Dios me escuchó. Gracias. A las ocho de la mañana me bajo del tren en New Montgomery. Casi no puedo caminar, hay demasiada gente. Logro llegar a la escalera mecánica, porque ni de broma subo a pie. En medio del recorrido escucho detrás de mí: "Oye, pero eso si está rico, vale. Tú si estás rica. Te estás haciendo la loquita, mami?" Después siguió: "You´re so hot, baby. Will you look at me, baby"? Yo me volteo, y como no tengo fuerza en los brazos, le lanzo al infeliz la patada más perfecta que mis clases de karate y tae-bo me permiten dar. El hombre se cae, su nariz empieza a sangrar y sus encías están rotas. Lo veo, me quito mis lentes negros y sonrío lentamente. Abro los ojos y tengo mis lentes puestos, ¿qué pasa?, ¿no me los acabo de quitar? Me doy cuenta de que el hombre sigue diciéndome cosas. Me volteo, esta vez sí me quito los lentes y lo veo directo a los ojos: "I swear to God, if you say one more word to me, I´m gonna kick you in the balls so hard you wish you were death. Then, the police will be waiting for you upstairs. DO NOT TALK TO ME". Su rostro se congeló, empezó a alejarse de mí, el gran cobarde desapareció. Me puse mis lentes. Salí de la estación y pensé: What a looser.

I will not take crap from anyone.

domingo, 8 de marzo de 2009

Mis calentadores negros.



Somos inseparables. Los compré en uno de esos días cuando el frío no me dejaba caminar. No importa lo abrigada que esté, si el frío me sube por las piernas, no hay nada que hacer. Entonces los vi y pensé que podrían ser la solución a uno de mis problemas. Desde ese día se convirtieron en una de las prendas de vestir que más atesoro. No puedo salir sin ellos, siempre los llevo debajo de mis pantalones o combinados con una falda. Tampoco puedo dormir sin ellos; recientemente he descubierto un placer extremo cuando después de ponérmelos me meto debajo de las sábanas a leer o ver televisión.

Los fines de semana adoro despertarme y andar por mi apartamento usando mis calentadores. Tomar café, conectarme a internet, hablar por teléfono, arreglar mi clóset, todo se siente mejor si los tengo puestos. De lunes a viernes hacen que el frío de la ciudad sea más soportable.

Son perfectos para mis piernas friolentas. Son perfectos para mí. Mis calentadores son un placer, un pequeño placer, y los pequeños placeres son los mejores, esos que surgen de la nada, de lo imprevisto, de lo no planificado. Esos son los placeres que hacen la diferencia en mi vida, y no se trata de nada complicado, sino de algo tan sencillo como la tela que cubre parte de mis piernas, el olor de la lluvia justo antes de que empiece a llover, la velocidad del tren cuando pasa que me despeina, una fotografía en blanco y negro, una mirada en medio de una multitud o esa tienda de flores en la estación del tren.

viernes, 6 de marzo de 2009

La tiendita de flores.

Es pequeña, muy pequeña. Está ubicada en un punto clave, todo el mundo le pasa por el frente, pero me pregunto si todos la ven. La tiendita de flores se ha convertido en una especie ritual para mí: verla marca el inicio y el final del día. Está repleta de flores, es un festival de hermosos colores, rompe con la mecánica citadina, interrumpe pensamientos, invita a sonreir. Eso lo descubrí una fría mañana mientras salía de la estación del tren. Me escondía detrás de mis grandes lentes, pasaba mi ticket por la máquina y volteé. Sonreí, me sentí aliviada y con una extraña paz. El señor que atiende limpiaba los vidrios, mientras yo me fascinaba contemplando tanto colorido. Seguí caminando y pensé que la tiendita de flores siempre estuvo ahí, seguramente yo la había visto, pero no la pude apreciar sino hasta ese día. Desde entonces no desaprovecho la oportunidad de disfrutarla y de sentir como alivia mi tristeza y calma mis temores.

¿Se imaginará su dueño el bien que me está haciendo?

Cosas buenas siempre nos rodean, el detalle está en darse cuenta.

lunes, 2 de marzo de 2009

Por siempre, Aidan Shaw

Como todas las noches a las once la noche, me preparo un té de frutas rojas, me pongo mis medias que no dejan que mis pies se enfríen, me pongo mis calentadores negros (no me puedo separar de ellos ni a la hora de dormir), unos shorts que son tan pequeños que sólo me atrevo a usar a la hora de dormir, y un top generalmente blanco. Prendo la televisión y me preparo a ver cualquier episodio de Sex and the City que pasen. 

Soy fanática de Sex and the City, pero no sólo de los arriesgados atuendos de Carrie o de sus divinos Manolos, sino de las situaciones, unas tan avergonzadoras como reales, otras sencillamente para morirse de la risa. Tengo toda la serie en dvd, pero le sigo encontrando un encanto especial a verla cuando la pasan por televisión. Durante los seis años que duró, la serie cambió. Para mí uno de los cambios que más funcionó fue cuando los escritores decidieron que Carrie dejara de romper la cuarta pared. Menos mal que se dieron cuenta de que eso no estaba funcionando. A mí esa posibilidad, bastante arriesgada, nunca me ha gustado. Creo que una de las pocas películas en las que ha funcionado, ha sido en La Finestra di Fronte cuando Giovanna Mezzogiorno soporta magistralmente ese primerísimo primer plano, mirando directamente al lente de la cámara, durante los créditos. Bravo! Sin embargo, en general, no me gusta cuando un personaje ve a la cámara y menos cuando me habla. No me gusta que me recuerden que estoy viendo una película, al menos no de esa manera.

Pero me desvié, decía que la serie cambió mucho, incluso los personajes; uno puede darse cuenta del momento cuando el actor encuentra la escencia de su personaje. Muchos de los cambios fueron para bien; sin embargo, hay uno con el que jamás estaré de acuerdo: la noche en la que Carrie permite que Aidan duerma en el piso del apartamento de al lado (apartamento que se suponía iba a unirse con el de ella, para hacer uno más grande porque se iban a casar).

Aidan Shaw es el hombre que quiere mejorar la casa de Carrie, el hombre que quiere arreglarle el piso, el hombre que le hace muebles cómodos para leer, el hombre que le compra una Mac cuando la de ella muere; Aidan es el hombre que deja de contestarle el teléfono a Carrie única y exclusivamente porque ésta le dice: "es que estás todo el tiempo disponible, a lo mejor nos hace falta extrañarnos más", pero él en realidad se muere por presentarle a sus padres; Aidan es el hombre que se pasó un mes sin salir de su cuarto después de que Carrie le confesara que había dormido con Big; Aidan es el hombre que asiente con una sonrisa que derrite a cualquiera cuando Carrie le pide que no le hable por una hora, porque ella está acostumbrada a estar sola y necesita conservar parte de ese sistema; Aidan es el hombre que construyó una casa con sus manos para pasar los fines de semanas ahí con ella; Aidan es el hombre que le cocina fajitas a una mujer que dice que su cocina es virgen; Aidan es el hombre que le dice a Carrie: "ok, necesitas un tiempo, no pasa nada", al ella decirle que no está lista para casarse, cuando él lo que quiere es salir corriendo y convertirse en su esposo para gritárselo al mundo...

Cuando veo a Aidan, veo a un hombre alto, de ojos claros, un poco caídos, grandes manos, sonrisa enternecedora y pienso: Carrie es una loca que dejó ir a Aidan Shaw...