Llego a Glamour Closet en la exclusiva North Beach o Little Italy, como yo prefiero llamarla. La tienda, situada en Columbus Avenue, entre Kearny y Jackson, expone en su vidriera tres vestidos de novia divinos, que si tuviera que escoger alguno, pues no sabría qué hacer. Oooops, pero voy entrando, sólo me puedo poner uno, todo esto se trata de escoger.
Entro acompañada de mis padres (los bellos quieren ver a su hija por primera vez con un vestido de novia) y una Johanna me saluda muy cordialmente. Es rubia, de ojos azules y cabello dorado. El primer paso del protocolo es llenar una pequeña planilla con mi nombre completo, teléfono, e-mail, fecha de la boda y lugar de la boda. Seguidamente Johanna me pregunta si es mi primera vez en Glamour Closet y le digo que sí. Entonces ella procede a explicarme los pasos a seguir. Primero me explica la distribución de los vestidos, los tipos de siluetas, colores y diseñadores. Subí la mirada y leí los pequeños cartelitos: Carolina Herrera, Vera Wang, Oscar de la Renta, Christian Lacroix... "This is gonna be fun", pensé. Sí, es ridículo, pero lo pensé en inglés. Y a veces se me olvidan algunas palabras en español, lo cual es más ridículo.
Johanna me da un bolsito pequeño con 8 ganchitos adentro. Me podía pasear por todos los vestidos y cuando viera uno que me gustara, le colocaba uno de estos ganchitos, así ella sabría qué vestidos traerme al probador. Así que empecé a escoger, con mi mamá al lado, of course, mientras mi papá leía el guión de mi tesis muy cómodamente sentado en una salita. Johanna me advirtió que seis vestidos equivalía a aproximadamente una hora en el probador. Pues a mí se me acabaron los ganchitos. La estadía sería larga. Mami y yo analizábamos cada vestido: "Este no, mira el acabado. Este no, no tiene cola. Este no, es muy ancho", porque una de las cosas que tengo clara es que el vestido no puede ser demasiado ancho. Mis genes italianos se encargaron de ensanchar mis caderas un poco más de lo que me hubiese gustado, así que el corte no puede acentuarme (más) las caderas. Aunque por no dejar and just for fun, escogí uno de esos vestidos con armador y suficiente tela como para tener una cola muuuuuuuuuuy larga.
Me voy con Johanna a los probadores, pero antes nos ofrecen una copa de champagne. "Sure", le dije. Me siento en el capítulo de Friends en el que Phoebe y Rachel acompañan a Mónica a una costosa tienda de vestidos de novia. Me meto en el probador, me quito la ropa y me pongo una muy cuchi batica blanca. Al fondo suena una música clásica bellísima. Le aviso a Johanna que estoy lista. Johanna se mete conmigo en el probador y me ayuda a meterme en el primer vestido, el just-for-fun dress. Es aparatoso, por decir lo menos. Y qué pesado! Cómo se camina con esto? "Yo me pongo esto y rápido ruedo por el pasillo de la iglesia", pensé. Salí del probador hacia una pequeña tarima rodeada de espejos y luces. Me costó subir el escalón. Lo logré. Me acomodé como pude. Johanna me arregló la cola. Me ajusté el corset y subí la mirada. Ahí estaba, yo vestida de novia. El impacto catapultó una cadena de pensamientos:
1. Ah?
2. Perro, qué poco de tela.
3. Me voy a casar?
4. Chamo, pero no me veo gorda.
5. Qué éxito!
6. Bueno, pero no seas idiota. Este no es el modelo que quieres.
7. Me voy a casar?
8. Pana, pero con esto no se puede ni caminar. Cómo demonios voy a bailar?
9. Pienso bailar toda la noche. Esa fiesta me la voy a gozar como nunca.
10. Y también voy a comer burda.
11. Cuando me ponga los zapatos de goma, se dará cuenta la gente?
12. Ppppsss...no me importa.
13. Cuánto cuesta esto?
14. Dónde está la etiqueta?
15. Me voy a casar?
16. Yo voy a tener dos madrinas. Nadie me lo puede impedir.
17. Nada de reggaeton asqueroso y marginal en mi boda. O sea, cero reggaeton.
18. Amo mi cuello.
19. Y mis hombros.
20. Y mi pecho.
21. Por qué mis papás tienen los ojos aguados?
22. Me voy a casar.
Regresé al probador. Johanna y yo nos hicimos mejores amigas. De entrada me vio en topless, así que qué importa si le cuento mi vida. Le conté que vivo en San Francisco, que estoy haciendo un Master en Dirección de Cine, que mi chico precioso es muy alto, muy guapo, y que lleva el tipo Raoul Bova en La Finestra Di Fronte o Facing Windows, como la conocen los gringos.
A partir del segundo vestido se puso difícil la cosa. Tengo que decir que todos me quedaban divinos (es verdad, así que lo digo) pero sólo necesito uno. Me enamoré en particular de uno que tiene todas las características que quiero en mi vestido. Se ajusta perfecto, me deja respirar y me veo reflaca! "Pero esta es la primera tienda que visitas, no te puedes ir de loca a comprar el primero que te gusta. Pero es que me gusta. Es perfecto. Es perfecto. Y si lo dejo y lo venden? Chama, no seas estúpida. Recuerda el décimo primer mandamiento: 'No te convertirás en una novia neurótica, de esas que merecen ser cacheteadas hasta entrar en razón' Ok, nada. Necesito ver otros vestidos para asegurarme de que éste es El Vestido". Así que me voy con Johanna al probador, me pongo mi ropa y le digo que me de los datos del vestido para una posible y muy pronta visita. Antes de salir del probador Johanna me toma del brazo, se acerca a mí muy sensualmente y me dice al oído: "We're having a sale. It starts tomorrow until the 15. This dress that you liked so much, is gonna have a 25% discount. F.Y.I"
Johanna me produjo un mini orgasmo con sus cortas pero certeras palabras.
Perfect dress + 25% discount + hot looking bride = I'm coming back on Monday