martes, 14 de julio de 2009

Un dilema sobre el destino y un helado de yogourt.

Hace dos días estaba en el centro comercial que está cerca de mi casa. Fui expresamente a comerme un frozen yogourt. Lo confieso, me he convertido en una adicta. Chocolate and cheesecake son mis favoritos, con lluvia de almendras. Iba yo caminando entre la gente, absorta en mi yogourt, cuando de pronto una mujer me veía desde lejos. La vi, pero no le presté atención, yo le prestaba atención al dulce en mi boca. Cuando subí la mirada, la mujer, parada frente a mí, me dijo: "Estás interesada en saber tu futuro?" Automáticamente le dije que no, sin pensarlo le dije que no. Creo que di unos tres o cuatro pasos y me detuve, y en un segundo pensé: "Y por qué no?" Así que di media vuelta para decirle a la mujer: "Sí" Pero ella ya no estaba, miré más allá y más allá, y nada. No estaba. Pensé: "Cómo pudo ir tan lejos en tan pocos segundos?"

Así que seguí caminando mientras en mi boca había una fiesta. Recordé que más temprano sostuve un debate sobre el destino y el poder de decisión. Yo, partidaria de mi capacidad de escoger entre la mano izquierda o la mano derecha, la puerta azul o la puerta roja, determinada no por ningún libro ya escrito, sino por mí, ¿había traicionado mis principios al pensar en decirle que sí a la misteriosa mujer? ¿O fue mi decisión y sólo mi decisión buscarla?

Pues no lo sé.

Destino o libre albedrío, no hay nada como tener un duda existencial con un helado de yogourt en las manos.

3 comentarios:

Vanesa dijo...

Spooooky!!Ahora que te haria cambiar de opinion? yo siempre tengo el temor de que me digan algo que no deseo oir...:)

Tanyluz Sciortino dijo...

Me picó el gusanillo de la curiosidad, Vane. Yo tampoco quiero que me den malas noticias. Es un conflicto, una dualidad.... Creo que en definitiva es mejor no saber nada.

J M Hall dijo...

YOU'RE SUCH A GODDAMN GOOD WRITER!!!