Son las tres de la mañana y no puedo dormir. No me siento muy bien, creo que estoy a un paso de enfermarme. Hace rato tenía sueño, pero de repente se me ha quitado. Me acuesto, me arropo, prendo al aire acondicionado, me da frío, lo apago, luego calor, vuelve el frío, me arropo hasta el cuello.
Me duele la cabeza. Escucho "Read my Mind" de The Killers. De pronto me vienen unas ganas inexplicables de llorar. Esto nunca me pasa, no me pasa una vez al mes, yo no soy así. Qué me pasa? Serán las ganas de concebir el sueño y no poder? Será el tener lejos a algunas personas muy importantes en mi vida? Será la desesperanza de las historias ajenas? Será el siempre extrañar a alguien?
Apago la luz, pero mi cuarto sigue iluminado. Me pongo de pie, la sábana de desliza por mi piel hasta caer al piso. Me acerco a la ventana y la luz se hace más intensa. Subo un poco la persiana y ahí está: luna más espectacular que he visto en meses.
La luna es grande esta madrudaga y yo aún no logro concebir el sueño, ni encontrar el punto ideal entre la cantidad de grados centígrados de mi aire acondicionado y mi temperatura corporal.
miércoles, 16 de julio de 2008
sábado, 12 de julio de 2008
"¿Estás planificando un bebé?"
Fue lo que me preguntó mi ginecólogo hace pocos días. Yo solamente pude reir y decir: "ah...no". A lo que siguió: "bueno, no lo dejes para dentro de cinco años".
Cinco años...mi ginecólogo me ha puesto una especie de techo. No por nada grave, realmente. Yo tengo la teoría de que simplemente leyó "27" en edad y asumió un poco de cosas sobre mi vida. Creo que leyó "27" y asumió no que estaba casada, porque yo le dije mi estado civil, pero sí que quizás ya estaba escogiendo el menú, el tipo de letra de las invitaciones y el color de la tela de mi vestido.
Doctor, a usted quiero decirle: usted se peló, se equivicó, calculó mal. Yo no estoy buscando salón de fiesta, ni haciendo lista de invitados. Todavía tengo cinco años? O me da una prórroga, ya que le estoy contando algo sobre mi vida?
Hay un momento en el que los amigos del colegio y de esa época empiezan a casarse. Eso empezó a los 24, en ese momento empezaron los matrimonios de mis amigos y amigas. "Qué ganas, fulano se casa!". Una detrás de otra, mis amigas empezaron a matrimoniarse, todavía quedamos una mayoría de solteras, pero unas cuantas ya han cambiado su estado civil.
Luego empiezan a quedar embarazadas y luego quedan embarazadas...por segunda vez! Recuerdo más de una conversación trascendental con mis amigos de la universidad: "será que la que está quedada soy yo?" Y luego por supuesto soltaba una carcajada al visualizarme como una de esas mujeres locas, precoces consumidoras de botox y colágeno en cápsulas...that`s just not me.
El próximo paso para mí fue enterarme de que una de mis amigas del colegio estaba desbocada, casi a punto de perder la conciencia, en una discoteca celebrando su divorcio. Pero ahora lo último es enterarse de que los ex´s se convierten en papás. Eso me pasó recientemente. Fue algo extraño recibir la noticia, pero me alegré mucho.
Y yo recordé la pregunta de mi ginecólogo otra vez.
Doctor, la respuesta es "no". Me extiende el deadline?
jueves, 3 de julio de 2008
Not so open-minded?
En mi más reciente sobredosis existencialista llegué a la conclusión de que, aunque siento fascinación por los planteamientos de esta corriente filosófica, hay algo que realmente no puedo, ni nunca podré incorporar a mi sistema de vida.
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre fueron compañeros de vida. Juntos tuvieron una vida llena de excesos e intelectualidad. Sartre y de Beauvoir nunca se casaron, tenían una relación “libre”. Coloquialmente, cada quien se perdía cuando le daba la gana y por el tiempo que le diera la gana. Tener múltiples compañeros sexuales era algo, para ellos, totalmente normal. Así fueron todo el tiempo que estuvieron juntos, esto es, hasta que Sartre murió. De Beauvoir lo acompañó hasta su último día y seis años después, ella fue enterrada a su lado.
Esto para mí es algo...inaceptable. Creo entonces que mi lado liberal no llega hasta ahí. Yo nunca he sido infiel, jamás. Y pienso que a mí no me han sido infiel. Yo no podría, como se dice por ahí, “pegarle los cachos” a alguien. Pero, claro, lo de Sartre y Simone era algo compartido, acordado y aceptado. Yo eso, tampoco podría incorporarlo a mi vida.
Podrá sonar estúpido y muy ingenuo, pero, ¿cuál es el sentido de estar con una persona si le vas a montar cachos? ¿Por qué? ¿Por qué? Es algo que no concibo. No concibo ver parejas, novios, matrimonios, que tienen historias de infidelidad y aún así siguen juntos. Yo no podría ser tan hipócrita en la vida. Además, yo nunca perdonaría una infidelidad, jamás.
¿Cómo es posible seguir con alguien después de que se ha comprobado una infidelidad? Eso a mí, no me cabe en la cabeza. Después de algo así creo que sencillamente no queda nada por lo que luchar o soñar. Nada. Además, yo de hipócrita no tengo nada.
En estos días me siento rodeada de este tipo de historias y me he puesto a reflexionar al respecto. Qué difícil son las relaciones humanas. Qué fácil es casarse y qué difícil mantenerse casado al mismo tiempo que se es feliz. Qué fácil es derrumbarlo todo si no se ama de verdad.
Sea cual sea mi destino, espero en primer lugar ser feliz, como hasta este momento de mi vida lo he sido. Porque a mi no me gusta fingir, ni guardar las apariencias. Porque yo de hipócrita no tengo nada.
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre fueron compañeros de vida. Juntos tuvieron una vida llena de excesos e intelectualidad. Sartre y de Beauvoir nunca se casaron, tenían una relación “libre”. Coloquialmente, cada quien se perdía cuando le daba la gana y por el tiempo que le diera la gana. Tener múltiples compañeros sexuales era algo, para ellos, totalmente normal. Así fueron todo el tiempo que estuvieron juntos, esto es, hasta que Sartre murió. De Beauvoir lo acompañó hasta su último día y seis años después, ella fue enterrada a su lado.
Esto para mí es algo...inaceptable. Creo entonces que mi lado liberal no llega hasta ahí. Yo nunca he sido infiel, jamás. Y pienso que a mí no me han sido infiel. Yo no podría, como se dice por ahí, “pegarle los cachos” a alguien. Pero, claro, lo de Sartre y Simone era algo compartido, acordado y aceptado. Yo eso, tampoco podría incorporarlo a mi vida.
Podrá sonar estúpido y muy ingenuo, pero, ¿cuál es el sentido de estar con una persona si le vas a montar cachos? ¿Por qué? ¿Por qué? Es algo que no concibo. No concibo ver parejas, novios, matrimonios, que tienen historias de infidelidad y aún así siguen juntos. Yo no podría ser tan hipócrita en la vida. Además, yo nunca perdonaría una infidelidad, jamás.
¿Cómo es posible seguir con alguien después de que se ha comprobado una infidelidad? Eso a mí, no me cabe en la cabeza. Después de algo así creo que sencillamente no queda nada por lo que luchar o soñar. Nada. Además, yo de hipócrita no tengo nada.
En estos días me siento rodeada de este tipo de historias y me he puesto a reflexionar al respecto. Qué difícil son las relaciones humanas. Qué fácil es casarse y qué difícil mantenerse casado al mismo tiempo que se es feliz. Qué fácil es derrumbarlo todo si no se ama de verdad.
Sea cual sea mi destino, espero en primer lugar ser feliz, como hasta este momento de mi vida lo he sido. Porque a mi no me gusta fingir, ni guardar las apariencias. Porque yo de hipócrita no tengo nada.
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