Luego, cuando nos damos cuenta de que los demás (por más que nos amen) no piensan de la misma manera, que ellos sí ven primero por ellos y luego por el resto, que ellos sí anteponen sus necesidades a las de los otros, que ellos sí piensan en lo que los hace sentir bien antes de pensar en lo que hace sentir bien a los demás, duele. Duele porque es una persona que amas, por quien tú ponías tus deseos on hold, sólo para satisfacer los suyos. O quizás no te olvidabas completamente de ti, pero nunca estabas en primer lugar.
Error. Ve primero por ti. Piensa primero en ti, en lo que te provoca a ti y en lo que no te da la gana de hacer. Después piensa en los demás. Si los intereses, los deseos y las ganas confluyen, bien. Sino, nunca decidas olvidarte de ti. Porque los demás no se olvidarán de ellos.
Todos deberíamos pensar en esto con frecuencia, porque fácilmente se olvida. Y luego, el recordatorio, no es agradable.
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