lunes, 27 de octubre de 2008
¿Por qué, Bono? ¿Por qué?
Más bien mi pregunta es: ¿por qué un hombre CASADO, sea éste una estrella de rock o no, candidato al Premio Nobel o no, fundador de una de las bandas más famosas de los últimos treinta años o no, hace todo lo que esté de su parte para seguir reforzando el pensamiento feminista que sostiene que “todos los hombres son unos perros”?
Y es que cualquier persona, hombre o mujer, puede hacer con su vida lo que le de la gana, pero si lo que decides en tu vida es jurar ante los hombres y ante Dios serle fiel y honrar a otra persona que te acompañará felizmente por el resto de tus días, ¿por qué demonios un hombre casado por 26 años con una gran mujer, decide un día que va a mandar al mismísimo diablo todo eso?
Cualquiera puede decir que estas fotos no revelan nada grave y que no queda nada explícito más allá que lo que se muestra. Bien, ahora yo me pregunto: ¿se supone que esta debe ser la conducta adoptada por una persona casada? El que diga que sí, está fumado. Si a mí alguien me hace algo así (esposo o novio) que no se moleste en regresar, pues tendrá sus maletas esperándolo en la calle.
Las fotografías fueron encontradas en el perfil de facebook de una de las niñas de 19 años que acompaña al cantante. Hay gente que piensa que facebook destruye relaciones, hoy yo me pregunto si en lugar de eso lo que hace es dejar la verdad al descubierto.
Yo me considero una fan extrema, capaz de dormir en la calle para sólo tocarte. Pero, lo siento mucho, Bono, ahí te me caíste y te fuiste de largo.
Peor que un hombre mentiroso e infiel, es una mujer que sabiéndolo, lo deja pasar.
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Bono,
Infidelidad,
Preguntas que me hago
miércoles, 22 de octubre de 2008
Carta a un extraño.
Hola, extraño. Espero que estés bien. Hoy te vi en la entrada de la estación del tren. Siempre estás ahí y siempre estás sonriendo. A mí me da un poco de miedo verte fijamente, porque no sé si te guste. Pero siempre te noto.
Ayer me saludaste y yo no te respondi. Por eso quiero pedirte disculpas. No me sentia bien y no me siento bien. Cuando llegué a casa me dije que tú no tienes la culpa de lo que me pasa y no debí haberte negado una sonrisa y menos darte algo para que no pasaras la noche con el estómago vacío. No lo volveré a hacer.
Estuve pensando en tu entusiasmo, en tus ojos azules, en tu piel dorada y cortada por el sol, en tus manos siempre abiertas. Estuve pensando en ti. Sabes, últimamente he sonreído poco, últimamente he bajado la mirada y he pensado en muchas cosas. Recientemente he adoptado un patrón con el cual debo romper porque me hace daño. Pero tú sabes que eso no es nada fácil.
Mis días se resumen en una corta lista de acciones muy específicas y en un juego de malas emociones y sentimientos. Oye, discúlpame, yo estoy aquí diciéndote todas estas cosas mientras que tú seguramente tienes problemas más graves que los míos. Si me permites, quisiera continuar, hoy me levanté con ganas de hablarte un poco de mí.
¿Qué es para ti la verdad, extraño? ¿Cuál es tu verdad? Yo, ciertamente, sé muy poco de ti, pero por alguna razon me siento impulsada a dedicarte estas líneas. ¿Es la verdad para ti aquello que sabes o aquello que deseas creer? ¿Es la verdad para ti una idea que tu mente construye y se queda ahí aunque sabes que al único que no puedes engañar es a ti mismo? ¿Para conocer la verdad debo tener fe, o únicamente los ojos abiertos?
Yo la verdad que ya no sé... ¿Qué crees tú? O bueno...mejor háblame de otra cosa. Lo que sea.
Anoche no podía dormir, estaba muy cansada y no lograba poner mi mente en blanco. Pensaba en cosas que no quería pensar y me imaginaba cosas que no me quería imaginar. ¿Alguna vez te traicionaste a ti mismo, extraño? ¿Alguna vez sentiste el peso de tu conciencia sobre tus hombros? Yo sí, una vez cuando era pequeña y me comí un chocolate de la tienda de mi tía sin decirle nada.
Todo lo que se de ti es que eres capaz de sonreir todos los días, aunque duermas en la calle, en medio del frio. Por eso te admiro y te respeto, y te prometo que independientemente de mis circunstancias, no te dejaré de sonreir.
Me gustaría conocerte, me gustaría hablar contigo, me gustaría que leyeras esto. Sabes, cuando yo era pequeña veía todos los días a un viejito en la misma esquina cuando mi mamá me iba a buscar al colegio, hasta que un día lo dejé de ver; espero no dejar de verte a ti, porque de alguna forma te has convertido en parte de mis días y ver tu sonrisa cuando a mí me cuesta sonreir, me produce una extraña paz.
Gracias a ti, extraño.
Ayer me saludaste y yo no te respondi. Por eso quiero pedirte disculpas. No me sentia bien y no me siento bien. Cuando llegué a casa me dije que tú no tienes la culpa de lo que me pasa y no debí haberte negado una sonrisa y menos darte algo para que no pasaras la noche con el estómago vacío. No lo volveré a hacer.
Estuve pensando en tu entusiasmo, en tus ojos azules, en tu piel dorada y cortada por el sol, en tus manos siempre abiertas. Estuve pensando en ti. Sabes, últimamente he sonreído poco, últimamente he bajado la mirada y he pensado en muchas cosas. Recientemente he adoptado un patrón con el cual debo romper porque me hace daño. Pero tú sabes que eso no es nada fácil.
Mis días se resumen en una corta lista de acciones muy específicas y en un juego de malas emociones y sentimientos. Oye, discúlpame, yo estoy aquí diciéndote todas estas cosas mientras que tú seguramente tienes problemas más graves que los míos. Si me permites, quisiera continuar, hoy me levanté con ganas de hablarte un poco de mí.
¿Qué es para ti la verdad, extraño? ¿Cuál es tu verdad? Yo, ciertamente, sé muy poco de ti, pero por alguna razon me siento impulsada a dedicarte estas líneas. ¿Es la verdad para ti aquello que sabes o aquello que deseas creer? ¿Es la verdad para ti una idea que tu mente construye y se queda ahí aunque sabes que al único que no puedes engañar es a ti mismo? ¿Para conocer la verdad debo tener fe, o únicamente los ojos abiertos?
Yo la verdad que ya no sé... ¿Qué crees tú? O bueno...mejor háblame de otra cosa. Lo que sea.
Anoche no podía dormir, estaba muy cansada y no lograba poner mi mente en blanco. Pensaba en cosas que no quería pensar y me imaginaba cosas que no me quería imaginar. ¿Alguna vez te traicionaste a ti mismo, extraño? ¿Alguna vez sentiste el peso de tu conciencia sobre tus hombros? Yo sí, una vez cuando era pequeña y me comí un chocolate de la tienda de mi tía sin decirle nada.
Todo lo que se de ti es que eres capaz de sonreir todos los días, aunque duermas en la calle, en medio del frio. Por eso te admiro y te respeto, y te prometo que independientemente de mis circunstancias, no te dejaré de sonreir.
Me gustaría conocerte, me gustaría hablar contigo, me gustaría que leyeras esto. Sabes, cuando yo era pequeña veía todos los días a un viejito en la misma esquina cuando mi mamá me iba a buscar al colegio, hasta que un día lo dejé de ver; espero no dejar de verte a ti, porque de alguna forma te has convertido en parte de mis días y ver tu sonrisa cuando a mí me cuesta sonreir, me produce una extraña paz.
Gracias a ti, extraño.
domingo, 19 de octubre de 2008
Hambrienta de romanticismo.
Es domingo a las 5:30 de la tarde en San Francisco. La temperatura es de 55 grados Farenheit, los vientos son de 25 millas por hora y el cielo está bastante nublado. Abro las persianas de mi sala y disfruto de una vista que de alguna manera me da tranquilidad. Desde mi gran balcón observo un inmenso árbol con grandes ramas que en esta época del año empiezan a caer en un piso que es como una gran alfombra verde sobre la cual quiero acostarme a ver pasar las nubes.
La puerta de mi balcón es de vidrio, no la abro porque hace mucho frío, pero dejo las persianas abiertas para apreciar todo el verde que hay afuera. Me siento en mi cómodo mueble y simplemente lo observo todo. Tomo uno de mis libros de la universidad y empiezo a leer sobre las propiedades físicas del sonido y sobre las condiciones necesarias para que exista el sonido. De pronto me encuentro en medio de una discertación científica y filosófica. ¿Es posible que exista el sonido sin un elemento conciente que lo perciba? Si una hoja cae en el medio de un solitario bosque y no hay nadie ahí para escucharlo, ¿existió ese sonido?
Avanzo en mi lectura y caigo en cuenta de uno de los engaños más grandes en la historia de la humanidad: la secuencia con la que empieza Star Wars. Estamos en el espacio y de pronto esa gigantesca nave pasa por encima de nuestras cabezas. El Star Destroyer es imponente, infunde cierto temor y el sonido que produce es elemental para conseguir tal efecto, pero es completemente ilógico e inverosímil. Tal sonido contradice las leyes de la física y revela lo poco que entendemos los directores de cine sobre la naturaleza. El arte es una mentira que revela la verdad. Lo siento, fanáticos de Star Wars.
Me detengo en mi lectura sólo para observar mi gran árbol del otro lado de mi balcón. De pronto, otra idea viene a mi cabeza: el Efecto Kuleshov. El Efecto Kuleshov se refiere a la forma como nuestro cerebro organiza y le da significado a determinadas imágenes, dependiendo del contexto que las rodea. Entonces, una misma imagen puede ser interpretada de diferente manera en relación con las imágenes que la anteceden y le siguen.
Si en una película vemos una toma de mi hermoso jardín y seguidamente aparezco yo, sola, en la sala de mi casa, con un libro en las manos, un domigno por la tarde, en pijama, el resultado es un panorama desolador: chica de veintitantos sin nada mejor que hacer que pasar un domingo sola en la sala de su casa; probabilidades de depresión: de moderada a alta; estado civil: soltera o distanciada (en mi caso, físicamente del sujeto de mi afecto), botellas de vino en casa: de 3 a 5 (probablemente todas vacías); tazas de café tomadas: 4; ganas de bañarse: cero.
Si tomamos la misma imagen de mi árbol y la alternamos con una toma de la misma chica acompañada por un joven, la situación cambia drásticamente. Están los dos acostados en el mismo mueble, están abrazados, tienen abierto el mismo libro y se cubren del frío con una pequeña manta. Resultado: romance genuino y puro. Condiciones favorables para abrir una botella de vino, tomar chocolate caliente, escuchar música suave, prender unas velas y acurrucarse.
A algunas mujeres les cuesta admitir que necesitan una cierta dosis de romanticismo en sus vidas. Yo soy lo suficientemente valiente como para aceptarlo, aunque no lo ando gritando. Hoy, domingo ahora lluvioso en San Francisco, me siento lo bastante osada para decirlo: necesito romance.
Al fin y al cabo, ¿quién no?
La puerta de mi balcón es de vidrio, no la abro porque hace mucho frío, pero dejo las persianas abiertas para apreciar todo el verde que hay afuera. Me siento en mi cómodo mueble y simplemente lo observo todo. Tomo uno de mis libros de la universidad y empiezo a leer sobre las propiedades físicas del sonido y sobre las condiciones necesarias para que exista el sonido. De pronto me encuentro en medio de una discertación científica y filosófica. ¿Es posible que exista el sonido sin un elemento conciente que lo perciba? Si una hoja cae en el medio de un solitario bosque y no hay nadie ahí para escucharlo, ¿existió ese sonido?
Avanzo en mi lectura y caigo en cuenta de uno de los engaños más grandes en la historia de la humanidad: la secuencia con la que empieza Star Wars. Estamos en el espacio y de pronto esa gigantesca nave pasa por encima de nuestras cabezas. El Star Destroyer es imponente, infunde cierto temor y el sonido que produce es elemental para conseguir tal efecto, pero es completemente ilógico e inverosímil. Tal sonido contradice las leyes de la física y revela lo poco que entendemos los directores de cine sobre la naturaleza. El arte es una mentira que revela la verdad. Lo siento, fanáticos de Star Wars.
Me detengo en mi lectura sólo para observar mi gran árbol del otro lado de mi balcón. De pronto, otra idea viene a mi cabeza: el Efecto Kuleshov. El Efecto Kuleshov se refiere a la forma como nuestro cerebro organiza y le da significado a determinadas imágenes, dependiendo del contexto que las rodea. Entonces, una misma imagen puede ser interpretada de diferente manera en relación con las imágenes que la anteceden y le siguen.
Si en una película vemos una toma de mi hermoso jardín y seguidamente aparezco yo, sola, en la sala de mi casa, con un libro en las manos, un domigno por la tarde, en pijama, el resultado es un panorama desolador: chica de veintitantos sin nada mejor que hacer que pasar un domingo sola en la sala de su casa; probabilidades de depresión: de moderada a alta; estado civil: soltera o distanciada (en mi caso, físicamente del sujeto de mi afecto), botellas de vino en casa: de 3 a 5 (probablemente todas vacías); tazas de café tomadas: 4; ganas de bañarse: cero.
Si tomamos la misma imagen de mi árbol y la alternamos con una toma de la misma chica acompañada por un joven, la situación cambia drásticamente. Están los dos acostados en el mismo mueble, están abrazados, tienen abierto el mismo libro y se cubren del frío con una pequeña manta. Resultado: romance genuino y puro. Condiciones favorables para abrir una botella de vino, tomar chocolate caliente, escuchar música suave, prender unas velas y acurrucarse.
A algunas mujeres les cuesta admitir que necesitan una cierta dosis de romanticismo en sus vidas. Yo soy lo suficientemente valiente como para aceptarlo, aunque no lo ando gritando. Hoy, domingo ahora lluvioso en San Francisco, me siento lo bastante osada para decirlo: necesito romance.
Al fin y al cabo, ¿quién no?
jueves, 16 de octubre de 2008
Acuéstate con todos los que puedas.
Empecé a estudiar inglés cuando era una niña. Mi profesora de inglés ha sido una de las mujeres más fascinantes que he conocido. Nacida en Inglaterra, mi profesora vivió los sesenta con toda la energía y la intensidad que podía tener una joven hermosa, muy inteligente y con una filosofía de vida que rompía esquemas y paradigmas.
Yo aprendí mucho más de ella que perfecta gramática y una larga lista de términos que el americano promedio no conoce. Un día ella iba manejando por el Amazonas y vio una muchacha al borde de un río a punto de suicidarse. Mi profesora le salvó la vida. Podría quedarme horas solo escuchándola hablar.
Hace algunos años una de sus alumnas estaba por casarse. Era una muchacha muy linda que para la época tenía 24 años. Tenía 24 años y era virgen.
Cuando mi profesora se enteró de ese pequeño detalle, entró en crisis. La preocupación más grande del mundo la invadió porque la muchacha se iba a casar virgen, algo inaceptable para ella.
- ¿Y tú no te has acostado con él?
- No.
- ¿Qué???
- ¿Tú estás loca? ¿Cómo se te ocurre casarte sin haberte acostado nunca con nadie?
La madre de la futura esposa escuchaba horrorizada.
- No, no, no... Eso no puede ser. Tú te tienes que acostar con él antes. No puedes casarte sin saber si lo que te hace te gusta, sin saber si lo hace bien. ¿Y si es un eyaculador precoz? ¿Y si es impotente? ¿Y si huele mal? ¿Y si quiere que le hagas cosas que tú no quieres? ¡Noooo!!!!!
Ahora madre e hija tenían las dos la barbilla en el piso.
- No solamente eso. Tú tienes que acostarte con muchos hombres, con muchos. Tienes que descubrir qué es lo que te gusta, tienes que comparar. No tener sexo antes del matrimonio es una locura. ¡Una locura!
El tiempo pasó, la muchacha se casó, ya han pasado unos cuantos años y sigue casada con el mismo hombre. No sé si siguió el consejo de nuestra querida profesora, pero me alegra saber que sigue casada.
¿Qué significa acostarse con todos los que se pueda? ¿Quiere decir entonces que debemos dedicarnos a ver quién nos produce el orgasmo más intenso y olvidarnos de si estamos o no enamorados? ¿Se puede tener sexo 100% libre de apego emocional? ¿Es posible hacerlo sin tener la mínima consideración, respeto o interés en la otra persona? ¿Es esto correcto?
Recuerdo una vez que una gran amiga estaba un poco horrorizada porque había sacado una cuenta y había dormido con 32 hombres en toda su vida. Su novio y ella habían acordado decirse sus respectivos números y a ella se le caía la cara de verguenza. La verguenza se le quitó cuando se enteró del número de él: 93.
¿Qué significan esos números? ¿Significan que a medida que se hacen más grandes nos volvemos más incapaces de comprometernos en una relación medianamente seria? ¿Significan que a mucha gente le resulta imposible ser fiel? ¿Significan que somos absolutamente inestables?
A lo mejor significa todo eso o a lo mejor no. No lo sé. Whatever it is, it's another reason to always use a condom and have safer sex.
Después de algún tiempo he pensado en las palabras de mi profesora, y aunque no apoyo el "acuéstate con todos los que puedas", creo que ella lo dijo genuinamente motivada por una buena intención y no porque quisiera ver a su alumna convertida en una promiscua.
Yo particularmente pienso que es mejor estar muy enamorado y tener un sexo increíble con la persona de quien se está enamorado, que te haga perder la cabeza, con esa persona y por esa persona, y sólo con esa persona. Soy una firme creyente y practicante de la fidelidad en la pareja. Yo soy fiel y a cambio espero que me sean fiel.
Sé que hay gente que estará en desacuerdo. Para ustedes, gente: usen siempre un preservativo, come on.
Yo aprendí mucho más de ella que perfecta gramática y una larga lista de términos que el americano promedio no conoce. Un día ella iba manejando por el Amazonas y vio una muchacha al borde de un río a punto de suicidarse. Mi profesora le salvó la vida. Podría quedarme horas solo escuchándola hablar.
Hace algunos años una de sus alumnas estaba por casarse. Era una muchacha muy linda que para la época tenía 24 años. Tenía 24 años y era virgen.
Cuando mi profesora se enteró de ese pequeño detalle, entró en crisis. La preocupación más grande del mundo la invadió porque la muchacha se iba a casar virgen, algo inaceptable para ella.
- ¿Y tú no te has acostado con él?
- No.
- ¿Qué???
- ¿Tú estás loca? ¿Cómo se te ocurre casarte sin haberte acostado nunca con nadie?
La madre de la futura esposa escuchaba horrorizada.
- No, no, no... Eso no puede ser. Tú te tienes que acostar con él antes. No puedes casarte sin saber si lo que te hace te gusta, sin saber si lo hace bien. ¿Y si es un eyaculador precoz? ¿Y si es impotente? ¿Y si huele mal? ¿Y si quiere que le hagas cosas que tú no quieres? ¡Noooo!!!!!
Ahora madre e hija tenían las dos la barbilla en el piso.
- No solamente eso. Tú tienes que acostarte con muchos hombres, con muchos. Tienes que descubrir qué es lo que te gusta, tienes que comparar. No tener sexo antes del matrimonio es una locura. ¡Una locura!
El tiempo pasó, la muchacha se casó, ya han pasado unos cuantos años y sigue casada con el mismo hombre. No sé si siguió el consejo de nuestra querida profesora, pero me alegra saber que sigue casada.
¿Qué significa acostarse con todos los que se pueda? ¿Quiere decir entonces que debemos dedicarnos a ver quién nos produce el orgasmo más intenso y olvidarnos de si estamos o no enamorados? ¿Se puede tener sexo 100% libre de apego emocional? ¿Es posible hacerlo sin tener la mínima consideración, respeto o interés en la otra persona? ¿Es esto correcto?
Recuerdo una vez que una gran amiga estaba un poco horrorizada porque había sacado una cuenta y había dormido con 32 hombres en toda su vida. Su novio y ella habían acordado decirse sus respectivos números y a ella se le caía la cara de verguenza. La verguenza se le quitó cuando se enteró del número de él: 93.
¿Qué significan esos números? ¿Significan que a medida que se hacen más grandes nos volvemos más incapaces de comprometernos en una relación medianamente seria? ¿Significan que a mucha gente le resulta imposible ser fiel? ¿Significan que somos absolutamente inestables?
A lo mejor significa todo eso o a lo mejor no. No lo sé. Whatever it is, it's another reason to always use a condom and have safer sex.
Después de algún tiempo he pensado en las palabras de mi profesora, y aunque no apoyo el "acuéstate con todos los que puedas", creo que ella lo dijo genuinamente motivada por una buena intención y no porque quisiera ver a su alumna convertida en una promiscua.
Yo particularmente pienso que es mejor estar muy enamorado y tener un sexo increíble con la persona de quien se está enamorado, que te haga perder la cabeza, con esa persona y por esa persona, y sólo con esa persona. Soy una firme creyente y practicante de la fidelidad en la pareja. Yo soy fiel y a cambio espero que me sean fiel.
Sé que hay gente que estará en desacuerdo. Para ustedes, gente: usen siempre un preservativo, come on.
viernes, 10 de octubre de 2008
miércoles, 1 de octubre de 2008
Baby, talk is good.
Si alguien le pregunta a algunos de mis amigos si soy una persona que se deja llevar por sus emociones, o una persona que siempre piensa antes de actuar, creo que se inclinarían más por la segunda opción (aunque existen excepciones). Sin embargo, me considero una persona capaz de expresar sus sentimientos y emociones. No creo tener una traba emocional que me prohíba decir “te amo” cuando realmente lo siento. Pienso que soy una amiga cariñosa, una hija cariñosa, una tía cariñosa y super alcagueta, y una novia también cariñosa. Sin embargo, algo de lo que NUNCA seré capaz es de hacer uso de una herramienta que algunos consideran cuchi y sexy: el insoportable y a veces nauseabundo baby talk.
Yo le puedo decir a mi novio “mi amor”, “mi vida”, “bonito”, y hasta “bebé”, pero hasta ahí llego! Jamás, nunca, podría decirle a mi pareja: “te kelo”, “dame beshito”, ni nada que se parezca. ¡NUNCA! Yo no soy una tipa fría, pero por Dios, no puedo con tanta ridiculez. La verdad es que cuando escucho a alguien hablar así, me quiero tirar por una ventana. It´s so disgusting and offensive. Sé que la gente tiene derecho a hablar como le de la gana, y yo también tengo derecho a expresar lo insoportable que me resulta.
Lo peor es que el tan detestable baby talk parece estar invadiendo espacios que teóricamente no le corresponden. Se está volviendo algo común observar cómo personas de 25 años y más, mucho más, emplean esta desafortunada forma de expresarse hacia seres con los que para nada mantienen una relación sentimental. Además, lo hacen en “lugares” de acceso público. So awful.
Have some respect, people. Come on.
Yo le puedo decir a mi novio “mi amor”, “mi vida”, “bonito”, y hasta “bebé”, pero hasta ahí llego! Jamás, nunca, podría decirle a mi pareja: “te kelo”, “dame beshito”, ni nada que se parezca. ¡NUNCA! Yo no soy una tipa fría, pero por Dios, no puedo con tanta ridiculez. La verdad es que cuando escucho a alguien hablar así, me quiero tirar por una ventana. It´s so disgusting and offensive. Sé que la gente tiene derecho a hablar como le de la gana, y yo también tengo derecho a expresar lo insoportable que me resulta.
Lo peor es que el tan detestable baby talk parece estar invadiendo espacios que teóricamente no le corresponden. Se está volviendo algo común observar cómo personas de 25 años y más, mucho más, emplean esta desafortunada forma de expresarse hacia seres con los que para nada mantienen una relación sentimental. Además, lo hacen en “lugares” de acceso público. So awful.
Have some respect, people. Come on.
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