Estoy en el aeropuerto de Maiquetía, esperando mi hora de embarque. Mis días en Venezuela transcurren con una rapidez impresionante. Estoy en esta computadora, a mi derecha tengo tres aviones y mientras tanto pienso en lo bajo que hemos caído como país. Recuerdo que hace pocos minutos estuve parada 30 minutos en una cola, esperando a que los trabajadores de la aerolínea les diera la gana de empezar a chequear a los pasajeros. El hecho de que la fila fuera cada vez más y más larga, no les afectaba en lo más mínimo. Ellos tenían su pequeña reunión particular, hablaban, reían, se estiraban, luego volteaban, veían la fila de pasajeros que esperábamos el chequeo y decían: “en un ratico los chequeamos”. Porque una vez más, la gente en este país cree que cuando trabajan te hacen un favor.
Pienso en que hace un poco menos de dos semanas me desperté a las 6 de la mañana para darme cuenta de que a mi carro le habían reventado uno de los vidrios de pasajeros y le habían robado la batería. Pienso en que en Maracay en muchacho de 25 años fue asesinado de un tiro en el ojo porque no le dio paso a un carro, cosa que no le dejó otra opción al otro conductor sino sacar una pistola y matarlo.
Dios…¿en qué se ha convertido Venezuela?
El fin de semana pasado fui a La Colonia Tovar y la subida de El Junquito da pena, dolor y sobre todo miedo. ¡Qué bajo hemos caído! No es sólo la basura, no es sólo la pobreza extrema, lo más grave de todo es lo que el venezolano tiene dentro de la cabeza. Cayó la noche y por supuesto no hay ni un poste de luz en la carretera, ¡ni uno!, todos los ojos de gato se los han robado, ¡qué precariedad! Siento pena por este país, siento pena por la gente que empieza el día pendiente de dónde va a comprar la caja de cerveza, pena por la gente que no tiene la decencia de responder un “Buenos Días”, para eso no hace falta ir a la universidad.
La verdad es que me siento mal. Qué dolor ver cómo Venezuela cae al vacío.
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lunes, 30 de junio de 2008
lunes, 16 de junio de 2008
Venezuela se pudre
Este post lo escribo con rabia, muchísima rabia y sintiendo una gran tristeza por ver como ahora sí, mi país se cae a pedazos. Por primera vez en el año que llevo viviendo en el extranjero, me siento mal en Caracas. De no ser por la gente que quiero que vive aquí y que necesito ver, yo no estaría aquí. Quizás hacía falta ausentarme un poco, respirar un poco otro aire, malacostumbrarme a caminar por la calle a la hora que sea sin temor a ser apuntada con una pistola, o a llegar a casa a la hora que sea con la tranquilidad de saberme segura, para darme cuenta, realmente, de que no quiero echar raíces en este país.
Yo quiero formar una familia y que mis hijos puedan estar en un parque corriendo, felices, que puedan llegar caminando a casa, o en bici mejor, más divertido, y yo sentirme tranquila. Quiero poder ir al cine a las 12 de la noche si me da la gana, sin tener que fijarme que nadie me venga siguiendo cuando vaya llegando, quiero caminar por una ciudad limpia y segura, y yo eso no lo voy a lograr en Veneuela.
Me da rabia tener que despedirme de mi novio a las 8:30 pm ó máximo a las 8:45 porque ninguno de los dos quiere llegar a casa tarde. Me da rabia llegar al edificio con mil ojos, asegurándome de que no haya nadie extraño afuera... o adentro, JA!
Un país en el que la gente maneja a 110 por el ombrillo se cae a pedazos. Un país en el que los conductores tienen en una mano el volante y en otra la botella de cerveza, se cae a pedazos. Un país en el que la gente que presta un servicio cree que te hace un favor, se cae a pedazos. Un país en el que todo se mueve por palanca, donde muere más gente un fin de semana que en los países en guerra y en el que no se respetan las normas más básicas de convivencia, se cae a pedazos.
Me da muchísima rabia decirlo, pero ese país se llama Venezuela. Décadas deberán pasar para que se empiece a notar un cambio, si se empieza a trabajar hoy, y eso a mi modo de ver está muy lejos, porque aunque a Chávez lo rasquen y se lo lleven a Cuba, el problema de este país es la gente. La gente que cree que te hace un favor cuando te atiende, la gente que no le importa si hay comida, siempre y cuando haya curda, la gente que maneja a 110 por el ombrillo, la gente que lleva el rancho montado en la cabeza, así viva en La Lagunita...o en un rancho.
Yo quiero una vida tranquila y esa vida no está aquí.
Yo quiero formar una familia y que mis hijos puedan estar en un parque corriendo, felices, que puedan llegar caminando a casa, o en bici mejor, más divertido, y yo sentirme tranquila. Quiero poder ir al cine a las 12 de la noche si me da la gana, sin tener que fijarme que nadie me venga siguiendo cuando vaya llegando, quiero caminar por una ciudad limpia y segura, y yo eso no lo voy a lograr en Veneuela.
Me da rabia tener que despedirme de mi novio a las 8:30 pm ó máximo a las 8:45 porque ninguno de los dos quiere llegar a casa tarde. Me da rabia llegar al edificio con mil ojos, asegurándome de que no haya nadie extraño afuera... o adentro, JA!
Un país en el que la gente maneja a 110 por el ombrillo se cae a pedazos. Un país en el que los conductores tienen en una mano el volante y en otra la botella de cerveza, se cae a pedazos. Un país en el que la gente que presta un servicio cree que te hace un favor, se cae a pedazos. Un país en el que todo se mueve por palanca, donde muere más gente un fin de semana que en los países en guerra y en el que no se respetan las normas más básicas de convivencia, se cae a pedazos.
Me da muchísima rabia decirlo, pero ese país se llama Venezuela. Décadas deberán pasar para que se empiece a notar un cambio, si se empieza a trabajar hoy, y eso a mi modo de ver está muy lejos, porque aunque a Chávez lo rasquen y se lo lleven a Cuba, el problema de este país es la gente. La gente que cree que te hace un favor cuando te atiende, la gente que no le importa si hay comida, siempre y cuando haya curda, la gente que maneja a 110 por el ombrillo, la gente que lleva el rancho montado en la cabeza, así viva en La Lagunita...o en un rancho.
Yo quiero una vida tranquila y esa vida no está aquí.
lunes, 9 de junio de 2008
Invasión de tetas

Estoy en Caracas. Tenía ganas de estar aquí desde hace tiempo y por primera vez me siento diferente al resto de las veces que he venido de visita. Los motivos no los voy a exponer en este momento, pero sí señalaré algo que me ha llamado poderosamente la atención: Caracas está invadida de tetas.
Ya puedo escuchar a mucha gente diciéndome: “pero...eso no es nada nuevo, tú ya lo sabías y lo habías visto”. Sí, es verdad, pero esta vez me he estrellado con la realidad, esto es, he tenido las tetas en mi cara, me miran, se burlan de mi modesto 32-B (en estos días 34-A, creo que me crecieron un pelín), imponen su grandiosidad ante mi pequeñez y me sacan la lengua. Qué feo unas tetas con lengua.
Unas pocas horas en Sambil fue suficiente. Niñas quinceañeras, chamas de 25 años, mujeres en plena mid-life crisis y viejas cinquentonas (duras, porque estas viejas están increíblemente duras, buenas y estiradas), con tremendo par de lolas que atraen las miradas de hombres y mujeres.
Por un tiempo pensé en operármelas, luego dije que no, luego que sí, luego que no...Hay días que me levanto y pienso que mi 32-B, a veces 34-A, es perfecto. Pero hay otros en los que creo que una talla más no me haría mal. Al final creo que ganará mi miedo a ser anestesiada y mis ganas de no parecerme al 80% de las mujeres de este país.
lunes, 2 de junio de 2008
I HEART NEW YORK
Tengo mi blog un tanto abandonado. Las últimas cuatro semanas han sido bien movidas. Llegué de San Francisco a Caracas para permanecer aquí dos días y agarrar otro avión rumbo a New York. Lo sé, es un poco absurdo venir a Venezuela y volver a salir a los dos días, pero por motivos de pasajes comprados con fechas de regreso incambiables, tuvo que ser así.
Ahora estoy de regreso en Caracas, por segunda vez en menos de 3 semanas, y la verdad es que no quería venir, no quería llegar, quería quedarme a vivir en New York con mi novio, yo haciendo películas para Robert de Niro, y él conduciendo un late show, saliendo a comer a las 2 am si nos da la gana, caminando por la calle a la hora que nos de la gana...En fin, once días fue muy poquito, a pesar de que tratamos de aprovechar el tiempo al máximo, nos quedaron un montón de cosas por hacer y lugares que visitar, pero eso no es malo. Fuimos todas las veces que pudimos a Manhattan, caminamos la ciudad, vimos una obra en Broadway, fuimos a una super fiesta, fuimos a Central Park, a Six Flags, en donde el pánico de caer al vacío nos hizo gritar, tomamos cientos de fotos, comimos cosas engordantes, dormimos a horas extrañas, fuimos al Museo de Historia Natural, quisimos ir a una grabación del show de Conan O´brien, pero el programa estaba grabado por la semana, y en su lugar vimos la grabación de The Today Show, nos mojamos bajo la lluvia, nos perdimos en el Subway (aunque él dice que estábamos ubicados), tomamos mucho café de Starbucks, en fin...ninguno se quería regresar.
Es muy distinto vivir en los Estados Unidos y estar de vacaciones en los Estados Unidos. Yo pensaba que eso que uno siente cuando está de vacaciones, yo no lo sentiría más, pero no fue así. Yo estaba de vacaciones y me sentía de vacaciones. Lo único bueno de regresarme de New York fue que no tuve que despedirme de mi novio, porque lo que pasa generalmente es que se acaban unas vacaciones y viene la triste y amarga despedida, pero esta vez no fue así, nos subimos juntos al avión, comimos esa comida diminuta que parece de plástico que te dan en los aviones, vimos una película en la computadora, yo me dormí super cómoda, apoyadísima en él y yo sé que él se sentía un pelín incómodo, pero no me dijo nada con tal de que yo descansara. En fin, fue nuestro primer avión juntos, nuestras primeras vacaciones juntos y fue espectacular. No quería regresar. Pero regresé, y estaré en la caótica Caracas por un buen tiempo.
Por cierto, por meses estuve antojadísima de comerme un pabellón, pero por meses. En cuanto llegué a Caracas, lo hice, me lo comí. Qué significa cuando estás antojadísimo por comerte un plato de tu tierra natal y cuando finalmente lo haces te destruye el estómago?
Ahora estoy de regreso en Caracas, por segunda vez en menos de 3 semanas, y la verdad es que no quería venir, no quería llegar, quería quedarme a vivir en New York con mi novio, yo haciendo películas para Robert de Niro, y él conduciendo un late show, saliendo a comer a las 2 am si nos da la gana, caminando por la calle a la hora que nos de la gana...En fin, once días fue muy poquito, a pesar de que tratamos de aprovechar el tiempo al máximo, nos quedaron un montón de cosas por hacer y lugares que visitar, pero eso no es malo. Fuimos todas las veces que pudimos a Manhattan, caminamos la ciudad, vimos una obra en Broadway, fuimos a una super fiesta, fuimos a Central Park, a Six Flags, en donde el pánico de caer al vacío nos hizo gritar, tomamos cientos de fotos, comimos cosas engordantes, dormimos a horas extrañas, fuimos al Museo de Historia Natural, quisimos ir a una grabación del show de Conan O´brien, pero el programa estaba grabado por la semana, y en su lugar vimos la grabación de The Today Show, nos mojamos bajo la lluvia, nos perdimos en el Subway (aunque él dice que estábamos ubicados), tomamos mucho café de Starbucks, en fin...ninguno se quería regresar.
Es muy distinto vivir en los Estados Unidos y estar de vacaciones en los Estados Unidos. Yo pensaba que eso que uno siente cuando está de vacaciones, yo no lo sentiría más, pero no fue así. Yo estaba de vacaciones y me sentía de vacaciones. Lo único bueno de regresarme de New York fue que no tuve que despedirme de mi novio, porque lo que pasa generalmente es que se acaban unas vacaciones y viene la triste y amarga despedida, pero esta vez no fue así, nos subimos juntos al avión, comimos esa comida diminuta que parece de plástico que te dan en los aviones, vimos una película en la computadora, yo me dormí super cómoda, apoyadísima en él y yo sé que él se sentía un pelín incómodo, pero no me dijo nada con tal de que yo descansara. En fin, fue nuestro primer avión juntos, nuestras primeras vacaciones juntos y fue espectacular. No quería regresar. Pero regresé, y estaré en la caótica Caracas por un buen tiempo.
Por cierto, por meses estuve antojadísima de comerme un pabellón, pero por meses. En cuanto llegué a Caracas, lo hice, me lo comí. Qué significa cuando estás antojadísimo por comerte un plato de tu tierra natal y cuando finalmente lo haces te destruye el estómago?
sábado, 17 de mayo de 2008
Venezolanidad Pura
El semestre se acabó. Es increíble lo rápido y lento que pasan 16 semanas. Este fin de semestre fue totalmente distinto al anterior. Muchísimo menos estrés, un examen final, un guión completico y revisado, y un video documental sobre la soledad que experimenta la gente en la hermosa ciudad de San Francisco.
Ahora estoy en Venezuela y eso me quedó claro desde antes de bajarme del avión. Yo siempre he dicho que los regresos a Venezuela son épicos, pero el de ayer fue el mejor de todos.
Generalmente lo que me ha sucedido es que luego de bajarme del avión, cuando voy caminando hacia inmigración, sucede algo que me dice: “chama, ya llegaste a tu país”. Cuando vine el año pasado, el eco de un chancleteo de una mujer gritando: “Mogollónnnn...el señor Mogollónnnnn?”, me dio la gran bienvenida.
Pero esta vez fue diferente. Esta vez no fue necesario que me bajara del avión. En lo que el avión se detuvo, una familia se puso de pie y se empezó a escuchar:
La esposa, una mujer de unos 45 años, gorda (el hecho de que sea gorda no tiene nada de particular, pero el hecho de que sea gorda y vistiera pantalones blancos pegados y camisita blanca pegadita, sí llama la atención) y con el cabello largo agarrado en una cola de caballo con un scrunchie, dice, con voz de doña:
- Papi, la maleta está dos puestos más alante, papi.
El esposo, un hombre también de unos 45 años, con un bigote bien poblado que se movía graciosamente al hablar, chemise de rayas horizontales que hacía resaltar su pronunciada barriga de cervecero y jeans perfectamente abrochados debajo de la gran barriga (o sea, que la barrigota quedaba “guindando”), responde, con voz adeca:
Si, chica, ya te escuché.
ESPOSA:
Ay, papi, llama a José, pa´que nos venga a buscar.
ESPOSO:
Ya lo llamé, pero ese cdm no responde ese coroto.
ESPOSA:
Llama a Carlos, papi, que seguro anda con José.
El esposo procede a llamar a Carlos y efectivamente confirma que José estaba estaba con él. Pillaron a José escondiéndose para no tener que ir a buscar a la pintoresca familia a Maiquetía a las 11 de la noche.
ESPOSA:
Hablaste, papi?
ESPOSO:
Si, si...José anda con Carlos, andan todos amorochados ahí...(JAJAJAJAJAJAJAJAJA)
Oh, por Dios, tuve que taparme la cara pues tenía al hombre en frente.
Luego, un poco más tarde en la cola de inmigración, me di cuenta de que tenía a la familia al lado. Estudié una vez más el perturbador físico de la mujer, promovido por su blanca vestimenta, pero en esta oportunidad pude observar algo que el reducido espacio del interior del avión no me dejó: sus pies.
La doña viajó en chancletas, si, así mismo, en chacletas. Pero ni siquiera en unas chancletas bonitas, no, no, no. Viajó en chancletas de plástico, anaranjado escandaloso, de esas que se meten entre los dedos. Ah! Y por supuesto sus pies daban ganas de vomitar.
De este perturbador close-up mi mirada se elevó lentamente para aterrizar en un plano medio de Paul Gillman, quien estaba esperando dentro del área donde se recibe el equipaje a alguien que venía en mi vuelo desde Atlanta.
Entonces me dije: “Tany, bienvenida a tu país” A comer pabellón y queso paisa!!!
NOTA: por qué a Paul Gillman sí lo dejan pasar a la zona de las correas de equipaje para que reciba a sus familiares y a mi novio nunca lo han dejado pasar? Será que hay que ser Paul para que te permitan estar ahí?
Ahora estoy en Venezuela y eso me quedó claro desde antes de bajarme del avión. Yo siempre he dicho que los regresos a Venezuela son épicos, pero el de ayer fue el mejor de todos.
Generalmente lo que me ha sucedido es que luego de bajarme del avión, cuando voy caminando hacia inmigración, sucede algo que me dice: “chama, ya llegaste a tu país”. Cuando vine el año pasado, el eco de un chancleteo de una mujer gritando: “Mogollónnnn...el señor Mogollónnnnn?”, me dio la gran bienvenida.
Pero esta vez fue diferente. Esta vez no fue necesario que me bajara del avión. En lo que el avión se detuvo, una familia se puso de pie y se empezó a escuchar:
La esposa, una mujer de unos 45 años, gorda (el hecho de que sea gorda no tiene nada de particular, pero el hecho de que sea gorda y vistiera pantalones blancos pegados y camisita blanca pegadita, sí llama la atención) y con el cabello largo agarrado en una cola de caballo con un scrunchie, dice, con voz de doña:
- Papi, la maleta está dos puestos más alante, papi.
El esposo, un hombre también de unos 45 años, con un bigote bien poblado que se movía graciosamente al hablar, chemise de rayas horizontales que hacía resaltar su pronunciada barriga de cervecero y jeans perfectamente abrochados debajo de la gran barriga (o sea, que la barrigota quedaba “guindando”), responde, con voz adeca:
Si, chica, ya te escuché.
ESPOSA:
Ay, papi, llama a José, pa´que nos venga a buscar.
ESPOSO:
Ya lo llamé, pero ese cdm no responde ese coroto.
ESPOSA:
Llama a Carlos, papi, que seguro anda con José.
El esposo procede a llamar a Carlos y efectivamente confirma que José estaba estaba con él. Pillaron a José escondiéndose para no tener que ir a buscar a la pintoresca familia a Maiquetía a las 11 de la noche.
ESPOSA:
Hablaste, papi?
ESPOSO:
Si, si...José anda con Carlos, andan todos amorochados ahí...(JAJAJAJAJAJAJAJAJA)
Oh, por Dios, tuve que taparme la cara pues tenía al hombre en frente.
Luego, un poco más tarde en la cola de inmigración, me di cuenta de que tenía a la familia al lado. Estudié una vez más el perturbador físico de la mujer, promovido por su blanca vestimenta, pero en esta oportunidad pude observar algo que el reducido espacio del interior del avión no me dejó: sus pies.
La doña viajó en chancletas, si, así mismo, en chacletas. Pero ni siquiera en unas chancletas bonitas, no, no, no. Viajó en chancletas de plástico, anaranjado escandaloso, de esas que se meten entre los dedos. Ah! Y por supuesto sus pies daban ganas de vomitar.
De este perturbador close-up mi mirada se elevó lentamente para aterrizar en un plano medio de Paul Gillman, quien estaba esperando dentro del área donde se recibe el equipaje a alguien que venía en mi vuelo desde Atlanta.
Entonces me dije: “Tany, bienvenida a tu país” A comer pabellón y queso paisa!!!
NOTA: por qué a Paul Gillman sí lo dejan pasar a la zona de las correas de equipaje para que reciba a sus familiares y a mi novio nunca lo han dejado pasar? Será que hay que ser Paul para que te permitan estar ahí?
jueves, 10 de enero de 2008
La espera
Una de las cosas que más detesto es esperar en una cola para obtener algún servicio. Lo detesto. Pero hay formas de esperar. Si estoy en una cola para comprar...no sé, comida, por ejemplo, y me doy cuenta de que las personas que atienden son rápidas y se están moviendo para hacer que la cola avance, no me amargo tanto. Pero... cuando estos empleados tienen una extremidad que le pide permiso a la otra para moverse y sencillamente no les importa que haya “x” cantidad de personas esperando...ahí, ahí no me puedo contener.
Cómo se puede llegar a ese nivel de incompetencia e inutilidad? Quién puede pagarle un sueldo a alguien tan inútil en la vida? Cómo es posible???? Mientras tanto uno está en la cola viendo cómo este ser hace gala de toda su incapacidad...
Ayer fui a la tintorería, tenía 3 personas por delante y tuve que esperar cuarenta minutos para que me atendieran...40!!!!!!!!!! Además, por qué siempre es una gorda? Por qué????????? Yo no tengo nada en contra de las personas pasadas de peso, pero por Dios, muevan ese trasero!!!!!!! O sea, la tipa hacía todo con una lentitud increíble!!!!!! No sabía pasar la tarjeta, se equivocaba, volteaba y se quedaba viendo lo que la otra estaba haciendo, caminaba demasiado lento....y mientras yo me encendía en llamas.
Decidí que la iba a mirar fijamente para transmitirle toda mi rabia y mis ganas de agarrar un machete y acabar con ese cabello que le llegaba más abajo de la cintura...Dios...cómo se puede ser tan incapaz!
- Eh...disculpa. Podrías dejar de hablar con tu compañera, prestar más atención a tu trabajo y apurarte? Yo llegué aquí hace 45 minutos y me estás haciendo perder mi tiempo.
- Bueno, usted tiene que esperar.
- Oye, si, fíjate que tengo casi una hora esperando. Te puedes apurar, por favor?
Además, adoptan la actitud de que te están haciendo un favor!!!!! Increíble...
Cincuenta minutos después salí de la tintorería odiando al mundo. El calor margariteño me derretía. Me monté en mi carro, prendí el aire acondicionado y qué ilusa yo que pensaba que podría salir de ahí en un par de minutos. La única entrada (que es también salida) del centro comercial estaba totalmente bloqueada producto de la brutalidad de la gente. Carros parados en doble fila, gente entrando por la salida y por supuesto carros saliendo por la entrada, en fin...me hubiese gustado tener un helicóptero, no sólo para irme de ahí, sino para tomar una foto de ese desastre como un paradigma de lo que es Venezuela.
Cómo se puede llegar a ese nivel de incompetencia e inutilidad? Quién puede pagarle un sueldo a alguien tan inútil en la vida? Cómo es posible???? Mientras tanto uno está en la cola viendo cómo este ser hace gala de toda su incapacidad...
Ayer fui a la tintorería, tenía 3 personas por delante y tuve que esperar cuarenta minutos para que me atendieran...40!!!!!!!!!! Además, por qué siempre es una gorda? Por qué????????? Yo no tengo nada en contra de las personas pasadas de peso, pero por Dios, muevan ese trasero!!!!!!! O sea, la tipa hacía todo con una lentitud increíble!!!!!! No sabía pasar la tarjeta, se equivocaba, volteaba y se quedaba viendo lo que la otra estaba haciendo, caminaba demasiado lento....y mientras yo me encendía en llamas.
Decidí que la iba a mirar fijamente para transmitirle toda mi rabia y mis ganas de agarrar un machete y acabar con ese cabello que le llegaba más abajo de la cintura...Dios...cómo se puede ser tan incapaz!
- Eh...disculpa. Podrías dejar de hablar con tu compañera, prestar más atención a tu trabajo y apurarte? Yo llegué aquí hace 45 minutos y me estás haciendo perder mi tiempo.
- Bueno, usted tiene que esperar.
- Oye, si, fíjate que tengo casi una hora esperando. Te puedes apurar, por favor?
Además, adoptan la actitud de que te están haciendo un favor!!!!! Increíble...
Cincuenta minutos después salí de la tintorería odiando al mundo. El calor margariteño me derretía. Me monté en mi carro, prendí el aire acondicionado y qué ilusa yo que pensaba que podría salir de ahí en un par de minutos. La única entrada (que es también salida) del centro comercial estaba totalmente bloqueada producto de la brutalidad de la gente. Carros parados en doble fila, gente entrando por la salida y por supuesto carros saliendo por la entrada, en fin...me hubiese gustado tener un helicóptero, no sólo para irme de ahí, sino para tomar una foto de ese desastre como un paradigma de lo que es Venezuela.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Un lejano país llamado Venezuela. ¿Te suena?
El ser latino en la cabeza de los estadounidenses va directamente relacionado a unas pocas palabras, ni siquiera ideas de lo que ser latino significa. Las palabras son: papi, reggaeton, caliente, fiesta y gozar. Ahí queda plasmada la esencia del latino, su naturaleza.
Todo es básicamente lo mismo, ellos saben que existe algo llamado Puerto Rico y algo llamado México y ya, eso es América Latina. A todos nos gusta mover el trasero igual, a todos nos gusta el reggaeton y la salsa, a todos nos gusta el picante, los tacos y los burritos, Jlo es la diosa de todas las mujeres, y todos los hombres usan sombreros de charro mexicano.
Yo llevo una lista de todas las respuestas que he obtenido cuando a la pregunta “de dónde eres?”, he respondido “de Venezuela”, y cada día me sorprendo más y más...
“Oye, Tany y de dónde eres?” “Soy de Venezuela?”
1. “Y qué idioma se habla allá?”
2. “Venezuela...qué bueno, ahora sí voy a aprender a hablar Portugués, me tienes que enseñar”
3. “Venezuela...claro, su presidente es Peréz” (Así con acento en la segunda “e”. Esto me lo dijeron hace pocas semanas)
4. “Venezuela...qué bello, eso queda bastante cerca de Argentina, verdad?
5. “Y ustedes allá tienen televisión e internet?”
6. “Venezuela...por supuesto, en Sudáfrica” (En esta no sé qué cara puse, creo que puse todas las caras que puedo poner al mismo tiempo)
7. “Oye, y lo de Irak los afecta mucho?” (Demonios...)
La semana pasada le tuve que explicar a una compañera de clases que Venezuela queda en el continente americano y por eso los venezolanos y todas las personas que viven en el resto de los países que quedan en América, también son americanos y que no sólo los nacidos en Estados Unidos son americanos. Ella estaba...impresionada, por decir lo menos.
Pero quizás estas respuestas que me ha dado la gente no deban sorprenderme. La cadena Fox transmite todas las semanas un programa que se llama “Are You Smater than a 5th Grader?” (“Eres más inteligente que un niño de quinto grado?”) Y los concursantes han ido todos a la universidad.
El juego consiste en que se le formulan dos preguntas por grado, empezando desde el primer grado, hasta quinto. Cada pregunta vale mucho dinero. Hay un grupo de niños, todos cursando el quinto grado, que son quienes ayudan al concursante a responder correctamente.
En este programa una vez ví a una participante irse al no saber deletrear correctamente la palabra “vowel” (vocal), he visto personas que no saben identificar el artículo o el predicado en una oración, una vez un hombre se enteró mientras concursaba de que el gobernador de California se llama Arnold Schwarzenegger y una mujer contestó que la Guerra Civil de Estados Unidos había sido entre Alemania y Francia.
No lo creen? Yo tampoco lo creía...
Todo es básicamente lo mismo, ellos saben que existe algo llamado Puerto Rico y algo llamado México y ya, eso es América Latina. A todos nos gusta mover el trasero igual, a todos nos gusta el reggaeton y la salsa, a todos nos gusta el picante, los tacos y los burritos, Jlo es la diosa de todas las mujeres, y todos los hombres usan sombreros de charro mexicano.
Yo llevo una lista de todas las respuestas que he obtenido cuando a la pregunta “de dónde eres?”, he respondido “de Venezuela”, y cada día me sorprendo más y más...
“Oye, Tany y de dónde eres?” “Soy de Venezuela?”
1. “Y qué idioma se habla allá?”
2. “Venezuela...qué bueno, ahora sí voy a aprender a hablar Portugués, me tienes que enseñar”
3. “Venezuela...claro, su presidente es Peréz” (Así con acento en la segunda “e”. Esto me lo dijeron hace pocas semanas)
4. “Venezuela...qué bello, eso queda bastante cerca de Argentina, verdad?
5. “Y ustedes allá tienen televisión e internet?”
6. “Venezuela...por supuesto, en Sudáfrica” (En esta no sé qué cara puse, creo que puse todas las caras que puedo poner al mismo tiempo)
7. “Oye, y lo de Irak los afecta mucho?” (Demonios...)
La semana pasada le tuve que explicar a una compañera de clases que Venezuela queda en el continente americano y por eso los venezolanos y todas las personas que viven en el resto de los países que quedan en América, también son americanos y que no sólo los nacidos en Estados Unidos son americanos. Ella estaba...impresionada, por decir lo menos.
Pero quizás estas respuestas que me ha dado la gente no deban sorprenderme. La cadena Fox transmite todas las semanas un programa que se llama “Are You Smater than a 5th Grader?” (“Eres más inteligente que un niño de quinto grado?”) Y los concursantes han ido todos a la universidad.
El juego consiste en que se le formulan dos preguntas por grado, empezando desde el primer grado, hasta quinto. Cada pregunta vale mucho dinero. Hay un grupo de niños, todos cursando el quinto grado, que son quienes ayudan al concursante a responder correctamente.
En este programa una vez ví a una participante irse al no saber deletrear correctamente la palabra “vowel” (vocal), he visto personas que no saben identificar el artículo o el predicado en una oración, una vez un hombre se enteró mientras concursaba de que el gobernador de California se llama Arnold Schwarzenegger y una mujer contestó que la Guerra Civil de Estados Unidos había sido entre Alemania y Francia.
No lo creen? Yo tampoco lo creía...
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