domingo, 8 de marzo de 2009

Mis calentadores negros.



Somos inseparables. Los compré en uno de esos días cuando el frío no me dejaba caminar. No importa lo abrigada que esté, si el frío me sube por las piernas, no hay nada que hacer. Entonces los vi y pensé que podrían ser la solución a uno de mis problemas. Desde ese día se convirtieron en una de las prendas de vestir que más atesoro. No puedo salir sin ellos, siempre los llevo debajo de mis pantalones o combinados con una falda. Tampoco puedo dormir sin ellos; recientemente he descubierto un placer extremo cuando después de ponérmelos me meto debajo de las sábanas a leer o ver televisión.

Los fines de semana adoro despertarme y andar por mi apartamento usando mis calentadores. Tomar café, conectarme a internet, hablar por teléfono, arreglar mi clóset, todo se siente mejor si los tengo puestos. De lunes a viernes hacen que el frío de la ciudad sea más soportable.

Son perfectos para mis piernas friolentas. Son perfectos para mí. Mis calentadores son un placer, un pequeño placer, y los pequeños placeres son los mejores, esos que surgen de la nada, de lo imprevisto, de lo no planificado. Esos son los placeres que hacen la diferencia en mi vida, y no se trata de nada complicado, sino de algo tan sencillo como la tela que cubre parte de mis piernas, el olor de la lluvia justo antes de que empiece a llover, la velocidad del tren cuando pasa que me despeina, una fotografía en blanco y negro, una mirada en medio de una multitud o esa tienda de flores en la estación del tren.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Así de sencilla es la vida, podríamos o más bien, deberíamos ser felices con lo más básico. Sin embargo siempre andamos buscando no sé qué para sentirnos mejor, ésto nos suele producir muchas frustaciones porque cuando lo conseguimos nos damos cuenta que no es suficiente y entonces retomamos la búsqueda "de la felicidad"...es un círculo vicioso que como no paremos consigue que se nos vaya la vida sin haberla conseguido y lo más importane sin haber advertido que la teníamos con nosotros, dentro de uno mismo, sólo había que buscar un poco, pero dentro, no fuera.
Besitos

Paco Guerrero dijo...

primero darte las gracias por tus palabras y tus pasos en mi bitacora,y segundo dejame una ventana abierta pues visitare tu casa a menudome gusta tu forma de enlazar las palabras y imagen.
un abrazo fuerte.....

Francisco dijo...

Me encanta, me fascina, esas son las mejores cosas de la vida. Tú eres una de las mejores cosas de la vida! Te ves hermosa con tus calentadores, te ves hermosa de cualquier manera.

Alecita.. dijo...

Tanyyyy mándame unos calentadores rosadoooooosss que muero de frío!!

Vanesa dijo...

Que sabroso..es tener algo..asi como tu tienes tus calentadores negros..en mi caso son mis medias de dormir...un par azul y otro negro...son lo maximo!! y ando por la casa con ellas puestas...por cierto me encanta esa foto que tenias de perfil que sales con ellos puestos! pareces una bailarina! o la version mejorada y modernizada de "Flash dance" Besos

Tanyluz Sciortino dijo...

La Chispita de la Vida:
Hoy justamente hablaba con alguien muy especial la importancia de no olvidar los detalles, esas cosas sencillas que nos pintan una gran sonrisa en el rostro. Esas cosas que están en nosotros, y que fácilmente podemos compartir con el otro. Es muy fácil cegarse y creer que la felicidad está al final del camino, cuando en realidad la tuvimos siempre muy cerca.

Paco:
Aquí la ventana siempre la tendremos abierta. Pásate cuando quieras. Abrazos.

Fran:
:)

Alecita:
Cuando vea esos calentadores rosados los voy a comprar y así tendremos una excusa para tomarnos un café :)

Vane:
Me imagino que tus medias deben ser muy suavecitas y lo mejorrrr para dormir. Es increíble como cosas tan sencillas no pueden hacer sentir tan bien. Uy, sí, esa foto anda por ahí, a lo mejor vuelvo a poner pronto. Muchos besitos!!! Espero que la estés pasando de lo mejor en España, espero tus historias!

David Cotos dijo...

mira pues que bueno por ti sentir ese calorcito.